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Nuestro paseo se inicia en el área recreativa de Requejo. Tendremos que cruzar el río Castro dejándolo a mano izquierda. Nuestros compañeros de viaje serán el rumor del agua, el canto de los pájaros y el sonido de las hojas mecidas por el viento.

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Parte del camino discurre entre pastizales y antiguas cortinas (pequeños huertos, hoy en desuso) con sus muros tapizados de musgo. Numerosos robles, álamos, negrillos y majestuosos castaños nos acompañarán en este tramo del camino. En otoño los amantes de la micología se verán sorprendidos ante la gran variedad de especies que tapizan suelo y árboles y los fotógrafos descubrirán a la orgullosa madre naturaleza desplegando toda la variedad de marrones ocres y rojos y, en primavera, los verdes salpicados de un arcoíris de flores.

A mitad de camino dejamos atrás el bosque para continuar por los antiguos pastos a orillas del río, ya de vuelta hacia el merendero. Sus aguas, que en ocasiones se remansan creando el efecto de un espejo, acogen a las raíces de los árboles que se sumergen en su cauce. El rumor del agua y los sonidos del bosque pondrán la música a este último tramo del paseo.

Una buena merienda al aire libre en el área recreativa y, si es verano, un baño en las piscinas naturales serán un perfecto broche final para nuestra excursión.